La dinastía Estuardo es destronada y humillada por un príncipe extranjero.
Ejércitos y armadas marchan al exilio en la aliada Francia. Redes de espías se mueven a ambos lados del Canal de la Mancha, urdiendo la conjura. Los cañones se silencian, pero la guerra entre católicos y protestantes se traslada a las logias. La conspiración inunda tabernas y monasterios, pocilgas y castillos. Los masones controlan los círculos de influencia; pero también las redes de información, y las armas.
En medio de la conjura reaparece la sombra del Temple. Sus estandartes flamean en los castillos de Alemania. Los templarios regresan de la mano de los Superiores Ignorados. Los comanda un barón, hábil financista, genial estratega.
La aristocracia, que aún mantiene el poder, comienza a dividirse seducida por los intelectuales. Pero una secta amenaza con destruir el Antiguo Régimen. Clama por la insurrección, aboga por asesinar al clero, y sus miembros se hacen llamar illuminati. La masonería del siglo XVIII los contiene a todos, sin saber que, poco a poco, se acerca a su mayor tragedia. Caballeros, masones e illuminati, se juegan la vida en el gran complot… Y muchos la perderán.
Podría ser una novela de ficción, pero no. Es la pura realidad.